Gian Lorenzo Bernini
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Lo que necesitas saber sobre Gian Lorenzo Bernini
Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598 – Roma, 1680) fue uno de los más grandes escultores y arquitectos del barroco italiano. Nacido en Nápoles en el seno de una familia de artistas, Bernini se trasladó a Roma en su juventud y se convirtió en protagonista de la escena artística bajo varios papas, entre ellos Urbano VIII y Alejandro VII. Su extraordinaria habilidad para mezclar la escultura, la pintura y la arquitectura le hicieron famoso en toda Europa, influyendo profundamente en la escena artística del siglo XVII.
Vida
Infancia y aprendizaje: Bernini comenzó a mostrar su talento muy temprano, guiado por su padre Pietro Bernini, también escultor.
Éxito en Roma: Llegó a Roma a principios de 1600 y comenzó a trabajar para el cardenal Scipione Borghese, un mecenas que encargó algunas de sus obras más famosas.
Reconocimiento papal: Gracias a su conexión con el papa Urbano VIII Barberini, Bernini obtuvo muchos encargos importantes. También ocupó cargos prestigiosos de otros papas, como Inocencio X y Alejandro VII, y trabajó incansablemente en proyectos de alto impacto para el Vaticano y Roma.
Conflictos y críticas: A pesar de su éxito, Bernini no estuvo exento de críticas, especialmente cuando un derrumbe parcial del campanario de San Pedro amenazó su reputación.
Herencia
Bernini dejó una huella indeleble en el arte barroco, creando obras que revolucionaron la escultura y la arquitectura de la época. Su capacidad para contar historias y transmitir emociones a través del mármol, combinada con su talento para la arquitectura teatral, influyó en los artistas de generaciones posteriores y lo estableció como uno de los mayores genios del Barroco. Gian Lorenzo Bernini fue una figura revolucionaria en el mundo del arte, capaz de influir no solo en el Barroco, sino de dejar un legado que ha perdurado a lo largo de los siglos. Aquí hay algunos detalles adicionales sobre su vida, contexto histórico e innovaciones artísticas:
Acercamiento al arte y al estilo
Bernini era conocido por su asombrosa habilidad para capturar la emoción y el movimiento en el mármol, cualidades que lo diferenciaban de muchos escultores renacentistas. Su técnica expresaba una sensibilidad casi pictórica, y supo utilizar el contraste entre luces y sombras para acentuar el efecto dramático de sus obras. Esta habilidad fue evidente tanto en las esculturas de temas religiosos como en las de temas mitológicos, donde logró llevar el realismo a un nuevo nivel.
Luces y sombras
Bernini utilizó la luz como herramienta para dar vida a sus obras, casi anticipándose a la técnica del «claroscuro» en las artes visuales. En sus bustos y esculturas, los pliegues de la ropa y las expresiones faciales fueron esculpidos de tal manera que crearon juegos de luces y sombras que hacen que cada obra sea viva y tridimensional.
Movimiento
A diferencia de sus predecesores, las esculturas de Bernini nunca son estáticas. Por ejemplo, el «David» de Bernini captura al héroe bíblico en medio del movimiento, con músculos tensos y un rostro concentrado. Esto fue un alejamiento de las poses más estáticas del Renacimiento, reflejando la energía y el drama del período barroco.
Relación con el poder
Bernini trabajó bajo la protección de poderosos mecenas, especialmente papas. Su relación más significativa fue con el papa Urbano VIII Barberini, quien lo apoyó en muchas de sus obras más ambiciosas. Sin embargo, esta cercanía a la Iglesia no lo hizo inmune a las críticas: cuando el campanario de San Pedro, que él diseñó, mostró signos de fracaso, tuvo que enfrentar una dura controversia y una pérdida temporal de popularidad. Sin embargo, gracias a su talento, logró restablecer su reputación con nuevos encargos y prestigiosos encargos.
Influencia en la escultura y la arquitectura
Bernini revolucionó el concepto de escultura creando «instalaciones» completas, en las que la escultura, la arquitectura y el espacio dialogan armoniosamente. Un ejemplo perfecto de esta sinergia es «El éxtasis de Santa Teresa», donde Bernini combinó la escultura, la perspectiva arquitectónica y el uso de la luz para involucrar emocionalmente al espectador. La escena está construida como un teatro, y los miembros de la familia Cornaro son representados como espectadores, haciendo que el espectador sea parte de la narración.
Proyectos internacionales e influencia en Europa
Bernini no solo influyó en Italia: también fue contactado por otros tribunales europeos. Por ejemplo, el rey de Francia Luis XIV le encargó el diseño de un busto y diseños para la fachada del Louvre de París, aunque finalmente el proyecto no se realizó. Su estilo, sin embargo, influyó en muchos artistas europeos y contribuyó a la difusión del Barroco más allá de las fronteras italianas.
Los últimos años y la muerte
En sus últimos años, Bernini se dedicó a obras de fuerte espiritualidad y su devoción personal, creando esculturas y obras que reflejaban su creciente religiosidad. Murió en Roma en 1680 y fue enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor. Su legado fue inmenso, y su influencia continuó inspirando a los artistas barrocos y postbarrocos, estableciendo un estándar de excelencia en la escultura y la arquitectura en los siglos venideros.
Obras
Estas son algunas de las obras más famosas de Gian Lorenzo Bernini, divididas entre escultura, arquitectura y fuentes, con una descripción detallada de sus características:
Esculturas
Apolo y Dafne (1622-1625) – Galería Borghese, Roma. Una de las esculturas más famosas de Bernini, representa el momento en que Dafne, perseguida por Apolo, comienza a convertirse en un árbol para escapar de él. El nivel de detalle, de las ramas y hojas que brotan de las manos y los pies de Dafne, es extraordinario, y el dinamismo de la obra es propio del Barroco.
El rapto de Proserpina (1621-1622) – Galleria Borghese, Roma. Esta escultura representa el rapto de Proserpina por Plutón. El dramatismo de la escena se expresa en la forma en que los dedos de Plutón se hunden en la carne de Proserpina, un detalle que demuestra la capacidad de Bernini para hacer que el mármol sea increíblemente realista.
David (1623-1624) – Galería Borghese, Roma. En marcado contraste con los «Davides» renacentistas de Donatello y Miguel Ángel, esta escultura representa a David en medio del movimiento mientras arroja la piedra a Goliat. La expresión de la concentración y el cuerpo retorcido capturan la tensión del momento.
El éxtasis de Santa Teresa (1647-1652) – Capilla Cornaro, Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma. Esta obra representa una escena de éxtasis espiritual vivida por Santa Teresa de Ávila. Santa Teresa es representada como un ángel atravesando su corazón con una flecha. Bernini utiliza la luz natural, procedente de una ventana oculta, para iluminar la escena, creando un efecto teatral.
Busto de Scipione Borghese (1632) – Galería Borghese, Roma. Este busto capta la personalidad del cardenal Borghese con gran realismo. Es famoso por la energía expresiva y el detalle con el que está esculpido, uno de los mejores ejemplos del retrato barroco.
Arquitectura
Baldaquino de San Pedro (1624-1633) – Basílica de San Pedro, Vaticano. Un dosel de bronce situado bajo la cúpula de la Basílica de San Pedro, sobre el altar papal. Se caracteriza por sus columnas retorcidas y sus ricas decoraciones de bronce dorado. Se trata de una obra simbólica que combina arquitectura y escultura.
Plaza de San Pedro (1656-1667) – Vaticano. La gran plaza ovalada diseñada por Bernini está bordeada por dos columnatas que forman un abrazo simbólico de la Iglesia hacia el mundo. En el centro, el obelisco y las fuentes crean un equilibrio visual que guía la mirada hacia la basílica.
Scala Regia (1663-1666) – Vaticano. Una escalera monumental que conecta el Palacio Apostólico con la Basílica de San Pedro. Bernini creó un efecto de perspectiva con el uso de columnas cada vez más pequeñas hacia la parte posterior, haciendo que la escalera parezca más larga e imponente de lo que realmente es.
Fuentes
Fuente de los Cuatro Ríos (1648-1651) – Piazza Navona, Roma. Representa los cuatro grandes ríos conocidos en la época (Nilo, Danubio, Ganges y Río de la Plata) y simboliza la unión de los continentes bajo la Iglesia. La fuente se caracteriza por figuras monumentales y una estructura compleja con un obelisco en el centro.
Fuente del Tritón (1642-1643) – Piazza Barberini, Roma. Situada en la plaza frente al Palazzo Barberini, esta fuente representa a Tritón soplando conchas mientras arroja agua, creando un efecto visual muy llamativo. La fuente se caracteriza por cuatro delfines entrelazados que sostienen la figura central.
Fontana della Barcaccia (1627-1629) – Plaza de España, Roma. Creada junto a su padre, Pietro Bernini, esta fuente representa un barco semisumergido. El diseño, pensado para ser visible incluso de cerca, está inspirado en una crecida del Tíber que dejó un barco varado en la plaza.
Otras obras notables
Tumba de Urbano VIII (1628-1647) – Basílica de San Pedro. Una obra de gran complejidad en bronce y mármol que representa a Urbano VIII en posición de bendición, rodeado de figuras alegóricas.
Elefante de Piazza della Minerva (1667) – Piazza della Minerva, Roma. Esta pequeña escultura es un elefante que sostiene un obelisco egipcio, situado frente a la Iglesia de Santa María sopra Minerva. La obra es famosa por su encanto y su aspecto juguetón.
Curiosidad
Primeros artistas: Bernini mostró un talento extraordinario desde que era un niño. A la edad de ocho años, hizo una cabeza de San Juan Bautista que impresionó tanto al Papa y a otros nobles que llamó la atención sobre él como un prodigio artístico. Su padre, Pietro Bernini, también escultor, intuyó de inmediato el potencial de su hijo y lo llevó a Roma para desarrollar su carrera.
La polémica de los campanarios de San Pedro. Bernini fue el encargado de diseñar los campanarios de la Basílica de San Pedro. Desafortunadamente, durante la construcción, uno de los campanarios comenzó a mostrar signos de falla. La obra fue demolida, lo que provocó una grave mancha en su reputación. Bernini se recuperó con nuevos encargos, pero durante un tiempo experimentó una crisis personal debido a este fracaso.
Pasiones y rivalidades. Bernini era un hombre de fuertes pasiones. Era muy cercano a su hermano Luigi y, cuando descubrió que este último estaba teniendo una aventura con la misma mujer con la que Bernini tenía una aventura, reaccionó dramáticamente. Desató un violento ataque contra su hermano y, posteriormente, hizo que el rostro de la mujer, Costanza Bonarelli, quedara marcado como venganza. Este episodio manchó su nombre, pero gracias a su influencia con el Papa, evitó graves consecuencias legales.
La obra para Luis XIV de Francia. Bernini fue invitado por Luis XIV a Francia para diseñar la fachada del Louvre en París, un encargo muy ambicioso. Sin embargo, el proyecto no tuvo éxito, principalmente debido a las diferencias culturales y artísticas entre Bernini y los arquitectos franceses. El rey francés decidió finalmente confiar el diseño del Louvre a Claude Perrault. Bernini, sin embargo, logró hacer un busto de Luis XIV, que fue muy apreciado y sigue siendo uno de los retratos más vívidos del monarca francés.
La importancia de la luz en sus obras. Bernini fue un maestro en el uso de la luz para dar vida a sus obras. En la escultura del Éxtasis de Santa Teresa, por ejemplo, colocó una ventana oculta sobre la capilla, de modo que los rayos del sol incidieran sobre la escultura, creando un efecto de luz divina en la escena. Este enfoque en la iluminación fue innovador para la época y ayudó a intensificar la experiencia emocional del espectador.
Inventor del concepto de «Barroco». Aunque Bernini no acuñó el término «Barroco», su estilo expresivo y teatral definió el movimiento. El Barroco tenía como objetivo involucrar emocionalmente al espectador, creando obras que parecían contar una historia y capturar un momento congelado en el tiempo. Bernini sobresalió en esto, tanto que se convirtió en el artista simbólico del Barroco.
Un hombre profundamente religioso. A pesar de sus tiempos turbulentos, Bernini era profundamente devoto. En la segunda parte de su vida se concentró en obras de fuerte significado espiritual y se dice que en sus últimos años recitaba con frecuencia oraciones y estaba cerca de la fe católica, casi como una forma de expiación por sus acciones pasadas.
Una vida longeva para la época. Bernini vivió hasta los 82 años, una edad notable para el siglo XVII. Durante su larga vida trabajó bajo varios papas y logró mantener una posición destacada, adaptándose a los cambios políticos y artísticos y dejando tras de sí una enorme cantidad de obras que siguen influyendo en el arte mundial.
El misterio del «corsé de dama». Uno de los bustos más enigmáticos de Bernini es el de Costanza Bonarelli, su amante y esposa de su asistente. Es uno de los pocos retratos femeninos de Bernini y muestra un rostro vivaz y realista, con el pelo desordenado y una expresión espontánea. Este busto está considerado como uno de los retratos más íntimos y humanos de la artista, aunque la tumultuosa historia de Constanza añade misterio a la obra.
Artista polifacético. Además de escultor y arquitecto, Bernini también fue pintor, escenógrafo y escritor de comedias. Amaba el teatro e integró elementos teatrales en sus obras, involucrando al espectador en una experiencia inmersiva. Bernini logró sintetizar las diversas artes de una manera única, creando un modelo de una obra de arte total.
Solidaridad con Borromini
La rivalidad entre Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini es una de las historias más fascinantes del arte barroco. Ambos trabajaron en la Roma del siglo XVII, y el contraste entre sus personajes y su enfoque artístico creó un concurso que traspasó los límites de la arquitectura y la escultura de la época.
Diferencias de estilo
Bernini: Se caracterizó por su estilo dramático, teatral y orientado a la implicación emocional del espectador. Le encantaban los decorados grandiosos y creó obras que combinaban la escultura, la arquitectura y la luz de forma espectacular. Su inclinación hacia el dinamismo y la decoración representaba plenamente la estética barroca, con el objetivo de emocionar y sorprender al público.
Borromini: Por el contrario, Borromini era mucho más racional y experimental, prefiriendo una arquitectura compuesta por geometría compleja, espacios estrechos y formas inusuales. Sus estructuras eran innovadoras y se basaban en el equilibrio matemático, como se puede ver en la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, donde utiliza espacios curvos y geometrías particulares para crear un efecto de movimiento sin recurrir a una decoración excesiva.
Personajes y personalidad
Bernini: Era encantador y carismático, con un gran talento para ser amado por los poderosos, especialmente por los papas. Era admirado y muy solicitado, gozando de un prestigio que le garantizaba muchos encargos de alto nivel. Fue capaz de crear una red de partidarios gracias a su capacidad para relacionarse con la aristocracia y los papas, como Urbano VIII Barberini.
Borromini: Era conocido por ser introvertido, perfeccionista y propenso a la depresión. No buscaba el éxito social y odiaba los compromisos. Su dificultad para relacionarse con el poder y su independencia creativa le dificultaron la obtención de encargos tan importantes como los de Bernini. Esta soledad, combinada con su carácter apasionado, contribuyó a su aislamiento en el mundo artístico y, finalmente, a su trágico suicidio en 1667.
Colaboraciones y competencia: La rivalidad entre los dos comenzó como una colaboración. Ambos trabajaron juntos en proyectos importantes para el Papa Urbano VIII, como el Baldaquino de San Pedro, donde Borromini se encargó de los detalles arquitectónicos, mientras que Bernini se encargó del aspecto escultórico y decorativo. Sin embargo, el talento de Bernini eclipsó al de Borromini, creando tensión y celos entre los dos.
Fuente de los Ríos y San Carlo alle Quattro Fontane: Una de las obras que mejor representa la rivalidad es la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini en Piazza Navona, terminada en 1651, símbolo de la grandeza y el poder de la Iglesia. Borromini creó la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane en el mismo período, una obra revolucionaria desde el punto de vista estructural, demostrando su capacidad para crear espacios innovadores y complejos.
Leyendas y anécdotas
«El gesto de la estatua»: Una anécdota célebre se refiere a la supuesta posición de la estatua del Río de la Plata en la Fuente de los Cuatro Ríos, que algunos dicen que fue esculpida por Bernini para que parezca «temer» el derrumbe de la fachada de la iglesia de Santa Inés en Agone, diseñada por Borromini. Sin embargo, esto es una leyenda, ya que Bernini terminó la fuente antes de la iglesia.
Éxito y amargura: Mientras Bernini continuaba ganando fama y riqueza, Borromini vivía a la sombra de su rival. Esta frustración alimentó su amargura e inestabilidad, ya que a menudo veía a Bernini obtener reconocimiento por obras que consideraba técnicamente inferiores.
Obras comparadas: La rivalidad entre Bernini y Borromini se pone de manifiesto a menudo comparando algunas de sus obras clave:
Plaza de San Pedro de Bernini vs Oratorio dei Filippini de Borromini: Ambos proyectos a gran escala, pero con diferentes enfoques. Bernini creó una obra majestuosa que acogía a los fieles con un simbólico «abrazo», mientras que Borromini, en el Oratorio, exploraba formas ondulantes y dinámicas, mostrando una arquitectura íntima y poética.
La escalera real de Bernini vs la escalera helicoidal del Palazzo Barberini de Borromini: La escalera real de Bernini utiliza un efecto de perspectiva que hace que la escalera sea más larga y grandiosa, mientras que la escalera helicoidal de Borromini es una obra maestra geométrica que aprovecha la forma helicoidal para un espacio compacto e ingenioso.
Legado de rivalidad: La competencia entre Bernini y Borromini estimuló a ambos a superar sus límites y enriqueció el arte barroco. Bernini es recordado como uno de los más grandes artistas de su tiempo, capaz de capturar emociones y espectáculo, mientras que Borromini es considerado un arquitecto de vanguardia, precursor de conceptos modernos y experimentales. Su rivalidad se convirtió en leyenda y, en cierto modo, se complementaron: Bernini con su capacidad para seducir y fascinar y Borromini con su rigurosa creatividad geométrica. Ambos dejaron una huella indeleble en Roma y ayudaron a definir el Barroco de una manera única.